miércoles, 22 de enero de 2020

@PlatónElGriego - ¿Cómo las Nuevas Tecnologías pueden construir un mundo de reflejos?

Por Gustavo de Elorza Feldborg


Hace ya bastante tiempo que el filósofo Platón nos enseñaba desde la vieja Grecia sobre la “Alegoría de la Caverna”, básicamente lo que pretende enseñar con este mito, es una descripción sobre una situación ficticia, para comprender el modo en el que el filósofo entendía la relación entre el mundo físico y el mundo de las ideas.

Ahora bien, dentro de estos dos mundos, no podemos ignorar y muchos menos dejar de mencionar, el “mundo virtual”, que se gestionó y se instaló dentro de nuestras vidas, en especial, con las prácticas que realizamos a diario a través de las Redes Sociales, por mencionar algunas de las tecnologías existentes.

Cabe la pregunta entonces, dentro de estos nuevos escenarios basados en la virtualidad, y que planteamos a modo de hipótesis: ¿Si Platón viviera hoy, sería un usuario de las Redes Sociales? Obviamente, existen muchas posibles respuestas, pero seguramente el escenario que se podría dar, sería el de un debate de ideas, donde entrarían en juego las “luces y sombras” de estas cavernas digitales del siglo XXI.

El centro de este debate, ofrecería perspectivas a reflexionar sobre el desarrollo imperante y dominante de las Nuevas Tecnologías, y de cómo los seres humanos estamos construyendo una vida paralela, en formato digital, otorgándole un poder sin precedentes, y que en muchos casos son más una sombra que alimentan un mundo de reflejos proyectados por la incertidumbre que nos genera el vivir dentro de un relativismo moral, político, económico, social y ético.

Otra posible perspectiva intentaría determinar, o por lo menos arrojar un poco de luz al tema de por qué las Redes Sociales se han convertido en un fenómeno “narcotizante” para los seres humanos, y donde se transcienden variables económicas, culturales, y superando el factor etario de los usuarios, nadie queda fuera de la Red.

Un fenómeno que se aplica al uso de las Redes Sociales, es lo que se conoce como “Hipnopedia”, termino acuñado por Aldous Huxley, en la novela “Un Mundo Feliz”, donde nos explica cómo podemos aprender mediante procesos del sueño; no estaría mal reflexionar, si en estas cavernas digitales, donde muchas veces nuestras ensoñaciones son solo eso, reflejos distorsionados de una realidad que no somos y que aparentan ser reales, manteniéndonos convencidos de la necesidad de consumir, para mantener esa ficción de “tener y ser” que nos demanda este tiempo.

También podemos observar cuán fácil es para el ser humano evadirse y mucho menos confrontar los pesares y dificultades de la vida diaria, y en este sentido algunas prácticas sociales ofrecen a través de narcóticos y drogas la evasión temporal, y que en la impecable frase de Ray Bradbury, se resume: "Hay que inyectarse cada día de fantasía para no morir de realidad"; significado que en muchos casos y sobre todos en los jóvenes, evidencia la incapacidad de no tener tolerancia a la frustración - consecuencia directa de la construcción de un mundo digital de inmediatez - donde la fantasia consiste en “creer que se puede tenerlo todo y que se puede tenerlo ya”.

A esta altura del debate, seguramente Platón nos propondría una reflexión para hacer el “ejercicio de pensar”, las nuevas tecnologías se han convertido en una forma de accionar ideológico?, ya que bien sabemos que en las Redes Sociales no existe neutralidad alguna, sino mas bien la intencionalidad por capturar datos, que luego de modelizarlos mediante algoritmos brindan a las grandes empresas información cognitiva, emocional y conductal, que los usuarios generan al transitar por las redes. El problema radica en que una vez que el accionar ideológico se instala y consolida, tarde o temprano se convertirá en una suerte de “pensamiento común”, con el agravante de con el tiempo nadie cuestionará o refutará su finalidad. 

Entonces, ¿Qué peligros ofrece vivir en estas cavernas digitales?

Si algo caracteriza a las Redes Sociales, son los océanos informacionales por los que se puede nadar y navegar; el procesamiento masivo de datos e información de los dispositivos digitales, no sufren de “infoxicación” en sus niveles de procesamiento, a diferencia de nuestra capacidad limitada tanto biológica como cognitiva de nuestro cerebro; lo que nos lleva a concluir que no tendremos ventaja en “cantidad” de información, pero si podemos enfocarnos en la “calidad” y “relevancia” seleccionada de aquella. 

Ser un usuario de Redes Sociales, no representa problema alguno, es más, se convierte en una ventaja para aquellos que han desarrollado o han sido educados en el “pensamiento crítico y reflexivo”, y que tienen como foco cognitivo el “saber pensar”. El problema puede presentarse para quienes no saben distinguir, que los escenarios que brindan las Redes Sociales, muchas veces ofrecen una escenografía y bambalinas que habilitan a sus actores a vivir en una “Sociedad del Espectáculo”, término ofrecido por Guy Debord, donde todos los participantes de esta obra llamada vida, vida digital al fin, les permite expresar a su gran mayoría aquello “que no son y que no tienen”, pero que en la fantasia de la fascinación, de una suerte de zapping, de poder ver “la vida de los otros” terminan en el error de confundir “datos” con “personas”, aunque éstos datos sean una mentira.

Otro de los peligros que conlleva estas cavernas digitales, radica en que están pensadas y diseñadas para agrupar y fortalecer a los que piensan de igual manera o por lo menos que coinciden en puntos de vista, y que en algunos casos están equivocados; esto no es malo, es parte de la libertad de la Red. El problema se presenta en un escenario donde no hay lugar para aquel que piensa de manera diferente y mucho mas, cuando a estos últimos se les hace saber y se los excluye mediante la “tirania de los me gusta”.

Finalmente, creo que en este intenso debate acerca de si las nuevas tecnologías pueden construir un mundo de reflejos, podemos llegar a imaginar que cómo buen filósofo, Platón nos invitaría a no volver a la esclavitud de las cavernas con formas de “redes” - configuradas de la manera que lo hemos descripto - porque dentro de ellas sólo hay “reflejos de verdad”, pero que en realidad, no son “la verdad” y muchos menos debemos pensarlos como “espacios de libertad”. 


(*): El autor es profesor e investigador universitario (UFASTA) - Especialista en Educación y Nuevas Tecnologías (Flacso) y autor del libro “Revolución del aprendizaje en tiempos de lo digital – Nuevos territorios educativos siglo XXI”.

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